Recuerdo la primera vez que vendí mi primer boleto! Tenía en ese entonces 17 años apenas, trabajaba como mensajero a pie en la agencia de mis tíos en Uruguay; qué edad tan linda, qué momentos tan especiales...
El cuento inicia en la peluquería que acostumbraba, el dueño, llamado Luciano, era un Italiano muy simpático, que como buen peluquero tenía todos los chismes y noticias del momento: "Nacional le ganó a Peñarol de nuevo, la vecina nueva está hermosa, el verdulero llegó borracho, etc".
En el momento donde estábamos hablando de su tierra natal, me comentó de cómo soñaba con volver a Italia, pero él se casó, tenía dos hijos y no mucho dinero. Mi primer instinto de agente de viajes florece y recuerdo hablar a mis tíos de un barco que salía de Montevideo a Génova con tarifas súper económicas. Esto se lo comenté a Luciano quien se entusiasmó con la posibilidad y me dice que por favor le averiguara cuál sería el costo en 2da clase.
Finalmente logré mi primera venta! Qué felicidad! Pasaron los meses y no supe nada de Luciano. Suponía que todo había salido bien. Pero un día llega a la agencia una señora preguntando por mí: era su esposa! La señora uruguaya estaba enojadísima conmigo, porque Luciano no había vuelto más! Yo no sabía dónde meterme, tuve que explicarle que tampoco sabía de él, no tenía mucho más que agregar. Pero pasaba constantemente por la peluquería chequeando si lo veía.
2 años después me encuentro a Luciano, le pido un corte de pelo y le pregunto qué había pasado. Resulta que Luciano no había hecho el servicio militar y era obligatorio para la época. Al llegar, lo enlistaron por no haber confesado el estar casado... pícaro el hombre! Me cuenta que aprovechó esos 2 años para servir a su patria con un uniforme vistoso, comida paga, alojamiento, aventuras, conocer todo el país, la pasó genial en sus 2 años "sabáticos". Por supuesto me pidió no le cuente nada a su esposa.
Ma che cosa dice este tano!??!